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No es poco lo que está en juego, por Paola del Carpio Ponce

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Ante la segunda vuelta electoral, ambos bandos necesitan hablar menos de modelos abstractos y más sobre las necesidades reales del ciudadano. Escribe Paola del Carpio Ponce, coordinadora de investigación en la Red de Estudios para el Desarrollo (Redes).

El periodo previo a la segunda vuelta electoral evidencia un marcado populismo, así como pocas propuestas de solución realistas, que han desatado naturales temores en los agentes económicos. Junto con la volatilidad del tipo de cambio y pérdidas en la Bolsa de Valores, un sondeo de APOYO Consultoría indica que el 75% de las empresas verían sus decisiones de inversión afectadas ante la incertidumbre. Esto incide también sobre las posibilidades de contrataciones formales en un momento tan crítico para el país. A pesar de ello, vemos un muy limitado intento de moderación por un lado y el surgimiento de mayor asistencialismo por el otro.

Se olvidan dos premisas importantes. Primero, los problemas complejos no se solucionan ni por la fuerza ni con medidas facilistas. Segundo, estamos en medio de una crisis sanitaria que ha afectado las arcas públicas. Con el déficit fiscal y la deuda pública en los niveles más elevados de los últimos años, así como nuestros problemas de recaudación, deberíamos tomar más en serio la necesidad de no perder nuestra credibilidad ante los mercados, para tener la capacidad de financiar las medidas expansivas necesarias ante la pandemia y consolidar nuestras finanzas en el largo plazo.

En materia económica, preocupan en particular propuestas intervencionistas con fórmulas que ya en el pasado han traído sustanciales pérdidas de productividad, inversión e ingresos. Estatizaciones, el regreso del Estado empresario, controles de precios y sustitución de importaciones traerán pérdidas millonarias, afectarán nuestra capacidad productiva y también a los consumidores. Si se quiere incrementar sustancialmente los ingresos del fisco —lo cual, en efecto, es una necesidad—, lo que debemos plantear son medidas serias para generar crecimiento económico sostenido, junto con una reforma tributaria. No perdamos de vista la importancia de la seguridad jurídica para la inversión privada, que representa el 80% de la inversión total en el país, y la de esta última para la generación de empleos de calidad. Especialmente ahora.

Es crucial entender las legítimas necesidades que expresa el voto de apoyo al candidato que ofrece estas medidas. A pesar del crecimiento económico logrado, son muchos los peruanos que se mantienen en la precariedad, sin acceso a servicios públicos de calidad. Así, los saldos no utilizados de los últimos seis años correspondientes al canon y regalías de los gobiernos subnacionales donde existen unidades mineras y lideró Pedro Castillo superan los S/5 mil millones. Es inaceptable.

Según Ipsos, un amplio 86% de los peruanos desea cambios en el funcionamiento de nuestro modelo económico, aunque la gran mayoría de ellos apunta a cambios moderados. Estos se relacionan, principalmente, con la urgencia de una mejor gestión pública y una regulación con capacidad de enforcement; no con cambios reales en las funciones que la Constitución hoy atribuye a nuestro Estado. Es decir, no es cuestión de cambios radicales, pero resulta insostenible dejar las cosas funcionando como se encuentran hoy.

Finalmente, es importante que como sociedad entendamos que cuando todo esto esté definido, seguiremos todos en el mismo barco. El populismo, venga del lado que venga, es dañino para nuestra sociedad y se alimenta del limitado capital social. Sin empatía y sin generar la capacidad de escucharnos y entendernos a nivel público-privado, Lima-regiones, entre niveles socioeconómicos y otros, no hay viabilidad de agenda posible, pues prevalecerá siempre una fuente de conflicto. Hablemos menos de modelos abstractos y más sobre cómo atender necesidades reales. La agenda pública no puede volver a descuidar el fortalecimiento institucional ni la resiliencia del crecimiento. No es poco lo que está en juego.

Sobre el autor

Paola del Carpio es economista de la Universidad del Pacífico y tiene una maestría en políticas públicas de la Universidad de Oxford. Es coordinadora de investigación en la Red de Estudios para el Desarrollo (Redes). Ha sido consultora en el Ministerio de Economía y Finanzas, consultora senior en APOYO Consultoría y asistente de investigación en la International Finance Corporation en Washington, DC.